Tanto latrocinio que aflora ahora
cual río de mierda que lo inunda todo; tanto latrocinio que es imposible que la
memoria pueda recordarlos uno a uno; tanto latrocinio al que debiera
dedicársele un entero y abultado libro o saga de libros para que quedasen cual
monumento a la indecencia a la que puede llegarse por parte de casi todos los
miembros de la sociedad; tanto latrocinio de los integrantes del Partido Popular que era
de sobra conocido por la oposición, de sobra conocido por los propietarios y
directores de las principales publicaciones en papel o en internet, de sobra
conocido por tantos y tantos periodistas que vieron ahora su oportunidad de oro
de pasar, ellos corruptos y subvencionados, a denunciar la corrupción de la que
tanto y tanto llegaron a mamar.
Tanto y tanto latrocinio… Que si
en Castilla y León un integrante o afín al partido llega a ganar con eso que el
mismo PP arruinó, energías renovables, 47 millones y medio de euros con una
inversión de 24.000 euritos de nada en energía eólica; esas ganancias
exorbitantes que luego saldrán de la factura eléctrica pagada por todos los
españolitos. Que si el sr. Trillo, o me da igual cuál de los sinvergüenzas
vinculados al gobierno Aznar o al gobierno Rajoy, llegó a embolsarse por una
asesoría, ¡y de palabra!, ni siquiera tuvo que molestarse en escribir una
línea, 350.000 euros, sin que ningún periodista sin escrúpulos, cual Inda (que
ya estarían al tanto de que esa asesoría tuvo lugar), le exija, como sí a
Monedero, los papeles del contrato de la tal asesoría, la factura del cobro de
la misma. Que si la Rita Barberá, alcaldesa cuyo único mérito consistirá en
haber inventado el ritiano como sustituto para el valencià en las instituciones
de esa Comunidad, gasta el dinero público en comilonas de ostras y cogorzas de
champán, en hoteles de superlujo, alquileres de coches y chóferes a ciento y
pico mil euros el día; etc etc del dinero de los valencianos que le procura la
gran vidorra a esa pedorra y su séquito. O que nuestra alcaldesa aquí en
Madrid, amén de pagar millones de euros a profesor de inglés que le enseñó de
ese idioma lo suficiente para escenificar el más sangrante de los ridículos en
que nos puso a todos los españoles en la escena mundial, se hace servir el té a
ella y sus amigas por mayordomo en la terraza de sus dependencias en el Palacio
de Comunicaciones convertido en Ayuntamiento, Palacio y mayordomo que le
pagamos todos los madrileños a esa grandísima torpe y más grande sinvergüenza a
imagen del sinvergüenza y torpe de su marido.
Que si; que si…. ¡Que sí, que
tienen que pagarlo! Devuelvan hasta el último euro en ostras, chóferes y
champán, mayordomos, profesores de inglés, asesorías de palabra, ya serán
corrupciones, a incrementar los precios de las casas que se construyen o
cualquiera otra infraestructura; devuelvan hasta el último céntimo de semejantes chollos, llaman negocios o inversiones, en los que se gana 48 millones de euros
instantáneamente tras invertir 20.000 euritos, ganancias a cargar como otra
partida indescifrable más en nuestras facturas de la luz. Devuelvan todo lo
mangado estos incompetentes y engrosen las prisiones condenados a los trabajos
forzados que nos procuraron a los demás como único futuro gracias al carácter
depredador que acompaña a toda incompetencia, esa en la que fuimos abandonados,
como la peor o única causa de nuestras ruinas, por aquello de los votos. Como
hay una mayoría de edad física umbral para que se pueda ejercer el derecho al
voto, debiera imponerse una mayoría de edad mental para ejercer ese derecho.
Inhabilitados para hacer uso del mismo debieran estar los incapaces de
distinguir ladrones de gente honrada, practicantes de nepotismo de cuantos
ejerciten la igualdad de oportunidades, o de discriminar entre gente
inteligente y torpes de bulto.
124 mil millones de euros tienen
fuera de España 200.000 españoles. 200.000 votantes del PP, cuando no cuadros
de esa formación, votantes del PP trufados de algunos votantes socialistas, la
izquierda ladrona no suele robar tanto o no suelen ser tantos los ladrones de
izquierda, a las pruebas de los tarjeteros black de Bankia nos remitimos.
¡Doscientos mil! ¿Tantos los ladrones? De los cuales 700 lo son, ladrones, sin
lugar a dudas. 124 mil millones de euros se reparten 200.000 españoles; el
resto de los 47 millones ¿a qué tocamos? La mayoría a vivir de nada, mientras
otros, los encubridores de esos 200.000, a disfrutar del dinero legal que quede
tras la quita de esos 124 mil millones.
Y pudiéramos acabar con aquello
que se dijo de Cristo: Tantas cosas dijo e hizo que ni todas las estrellas del
cielo serían suficientes para enumerarlas. Tanto y tanto latrocinio.