No hay otra explicación que el síndrome de Estocolmo para
aclarar por qué votan a la derecha los que no tienen donde caerse muertos. Aspiran
a lo de sus amos, a tener lo de ellos, a repetir sus comportamientos de abuso,
hasta la tiranía y la vejación si es necesario. Tiranía y anulación del otro
hasta el extremo de la más perversa y total apropiación indebida: apropiación
de las vidas de otros para nutrir el propio patrimonio.
No hay otra explicación que el síndrome de Estocolmo.
Vinculación de la víctima con su verdugo, esa anulación total del individuo
como persona consistente en habérsele grabado al fuego de la carencia de medios
aquello de “Mira qué bueno es, qué buenos son que nos dan de comer, que nos
hacen trabajar de sol a sol por un plato de “lentejas” (no importa la calidad o
salubridad, psíquica y física, de las mismas). Mira qué buenos son que nos
permiten vivir.” Cual si les debieran a sus amos, señores, jefes, más el hecho
de estar en el mundo que al que sus desgraciados y/o miserables padres se les
hubiese ocurrido la mala, por única, idea de engendrarlos.
¿Cómo, si no es bajo esta espantosa perspectiva de millones
de seres mutilados mentalmente desde el mismo momento de nacer por el hecho de
la circunstancia vinculada al dinero, o sea al poder, de dónde lo hacen, cómo entenderías
que no exista en el mundo ninguna otra forma de gobierno que no sea el
fascismo, peor o mejor disfrazado, se llamen regímenes democráticos o
dictatoriales? ¡¿Cómo se entendería que la derecha, mejor o peor disfrazada de
socialismo, gane en unas urnas democráticas en países donde se respete a esas
urnas?! Países donde se respete a esas urnas, entre los cuales puede no estar
España; y eso sería lo único que nos pudiese dar una esperanza de que en España
la mayoría social, esa que no tiene donde caerse muerta aunque hubiese
alcanzado el estatus de clase media, no sea todavía una masa de mutilados
mentales. Lo cual comprobaremos en las elecciones de 2015. Si gana Podemos con
mayoría absoluta, significaría que no somos todavía un país de mutilados
mentalmente como lo son la mayoría de las llamadas democracias.
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Aproveché este blog, cajón de sastre para tantos y tantos pensamientos e ideas y dedicado a la poeta Alejandra Pizarnik, aproveché, después de borrarlo, para utilizarlo como desahogo ante la espeluznante corrupción que después de 40 años de sufrirla los españoles peor posicionados socialmente, ahora empieza a aflorar