30 diciembre, 2014

Aguirre mamandurria

Ella, la abajo firmante en el acta de creación de las tarjetas black. Ella, la subrepticiamente disfrutadora de tan preciada posesión que acabaría con la pobreza del mundo, si todos, no sólo el gobernante, tuviésemos derecho a declarar que cuanto, mucho, o bastante del dinero que se mueve aquí es nuestro.

Escribí hace muchos años esperando que se fuera, y casi me entierra: "Esperando esperantina se murió de vieja la pobre". ¡Pues todavía ella pretende seguir! Inimputable cual la oronda alcaldesa de Valencia, TAN PRESUMIBLEMENTE PRESUNTA. Todos los cohechos, prevaricaciones, enriquecimientos ilícitos le sobrevuelan; y ninguno se le derrama encima. Todos los cohechos, prevaricaciones, enriquecimientos ilícitos, financiaciones ilegales de su partido que sobrevuelan a tantos PP, empezando por el que tenemos que llamar hoy presidente.

¡¿TAN PRESUMIBLEMENTE PRESUNTOS Y SEGUIRÁN SIENDO INIMPUTABLES?! ¿Se nos marcharán así? ¿Pasarán tan sobrevolados por todas las corrupciones a la infame Historia como estadistas más o menos ineptos aunque inmaculados, ya que no hay nada como el poder para convertir en virtud cuanto crimen?

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Aproveché este blog, cajón de sastre para tantos y tantos pensamientos e ideas y dedicado a la poeta Alejandra Pizarnik, aproveché, después de borrarlo, para utilizarlo como desahogo ante la espeluznante corrupción que después de 40 años de sufrirla los españoles peor posicionados socialmente, ahora empieza a aflorar

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