La cantidad y cantidad de gentuza que vive de nosotros,
gentuza a la que ni votamos, sino gentuza que la gentuza que dice que sí la
votamos, decide que han de vivir de parasitarnos igual que ellos.
Gobernantes parásitos dado lo inútiles en términos de
dirigirnos hacia la prosperidad a todos, para ello reptaron (ni se sabe de qué
alcantarillas, universitarias o no) hacia el puesto que los ciudadanos les
dispusimos, dirigirnos a la prosperidad y no hacia la catástrofe; gobernantes
parásitos cuyo parasitismo se extiende hacia la legión de los que privilegian
con su dedo y para lo cual no necesitan más que nuestro dinero, en modo alguno
nuestra aquiescencia que dan por sentada, esa forma de gobernar, decidir el
destino de todos, que se denomina despotismo.
Consejeros de Estado; asesores de todo pelaje en todas las
dependencias gubernamentales, centrales o autonómicas, ayuntamientos y hasta
simples y menos visibles concejalías. En las cuales, ejemplo, barrios de un
distrito de Madrid, Hortaleza, se puede contratar (desconociéndolo todos los
habitantes de ese distrito, e incluso aunque se enteren y estuviesen en
desacuerdo) con sueldazo de entre treinta y sesenta mil eurazos a una hermana
de la infausta Aguirre, la que todavía se sigue creyendo dueña de la Comunidad
de Madrid, pues lo es el corrupto del ático en Estepona presidente comunitario
madrileño, que ella nombró, no las urnas. Como dueña del Ayuntamiento madrileño
se piensa su incapaz regidora, la bochorno de todos Ana Botella y cuantos
Carromeros y Francisco Nicolás dispone como mamones a las exprimidas ubres del
Consistorio. Dueña de la ciudad de Madrid, puesto que ni echársela puede a
pesar de que su incapacidad corrupta permitiese concesiones conducentes al
asesinato, que no accidente, de unas niñas madrileñas en recinto bajo usufructo
de los vampiros regidores del Ayuntamiento que no para beneficio de la
ciudadanía de Madrid.
Por si Botella no estuviese hasta el gollete de necedad… Se
colmaba hasta el derrame de la misma, todo el Palacio de Comunicaciones
inundado, por asesores tan conspicuos como el pequeño Nicolás.
Mamones ineptos (no ha de llamarse “ladrones” aunque fuesen
“presuntos”) que tienen el atrevimiento de considerarse, contra todo sentido
común, toda inteligencia, toda correcta sensibilidad, capacitados para lo que
no lo están ni los mayores genios, ni los más conspicuos altruistas: Dirigir a
los otros. Dirigir a otros, cuando todo a lo que puede aspirarse es a dirigirse
correctamente un@. Y sólo desde esa instancia mental, y siempre con la ayuda de
ellos, se puede aspirar a trazar los rumbos que tod@s transitaremos. Vamos, lo
que es Podemos. Debo recalcarlo una vez más.
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Aproveché este blog, cajón de sastre para tantos y tantos pensamientos e ideas y dedicado a la poeta Alejandra Pizarnik, aproveché, después de borrarlo, para utilizarlo como desahogo ante la espeluznante corrupción que después de 40 años de sufrirla los españoles peor posicionados socialmente, ahora empieza a aflorar