No lo queremos. No somos nosotros la violencia. Sólo la
soportamos al punto de resultarnos imposible el tolerarlo. No lo queremos.
Pero ¿Acaso se puede oír con paciencia de alelado el lenguaje
descarado de la derecha y no proclamar con los pulmones que nos estallen en
sangre para escupirla sobre la asesina, hipócrita geta, no únicamente clasista,
de estos torpes, ¡QUE SÍ, SOMOS DE IZQUIERDAS, DE ESA IZQUIERDA, DE ESOS DE
ABAJO A LOS QUE SE ACORRALA AL EXTREMO DE QUE NO LES QUEDA OTRA QUE ESGRIMIR HOCES
MARTILLOS GUILLOTINAS!?
Pues la hemos soportado a lo largo de nuestra vida, en la que
se nos privó de nuestra dignidad al quitársenos todo, no quisiéramos ver la
continuación de la violencia en el mundo, violencia ejercida por el poder del
privilegio, poder de los estados=poder del dinero=poder de las armas. Pero ¿se
puede admitir escuchar, leer (pasivo, sin derecho a réplica) al periodismo,
vocero en su gran mayoría de esa derecha autora de todas las infamias en
nuestro país: “Los viajes de los señores diputados hemos de pagarlos todos
(sobre todo si ese “todos” que lo pagamos somos más que nadie aquellos a los
que se nos quita hasta el derecho a vivir, sea por el bien patrio de que ellos
viajen), pues a qué trabajador no le paga su empresa los desplazamientos?”
Pregúntelo vd, hija de la G P periodista, a casi todos los trabajadores
de España hoy por debajo del mil eurismo que hasta hace no demasiado era motivo
de desprecio social pertenecer a semejante baja categoría laboral. ¡Pregunte a
cuántos de ellos y cobrando 600 euros para pagar de ahí vivienda, salud, ropa,
gas, luz, comida, pregunte a cuántos de ellos les paga su empresa los
desplazamientos de ida y vuelta al lugar donde se les explota!
Hemos de pagárselos –dice la puta periodista- pues vienen y
van a sus domicilios. Van y vienen a sus domicilios desde un lugar en el que
para nada se les explota sino se les colma de privilegios. Amén de pagárseles las
vivienda y otras comidas o banquetes que decidan han de tener para dirimir
asuntos ya que tan desagradable es un palacio como el del Congreso como su
lugar de trabajo. Y todo ello ¡amén de disfrutar de de dos o tres mil, cuando otros
400 ó 600, euros de sueldo!
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Aproveché este blog, cajón de sastre para tantos y tantos pensamientos e ideas y dedicado a la poeta Alejandra Pizarnik, aproveché, después de borrarlo, para utilizarlo como desahogo ante la espeluznante corrupción que después de 40 años de sufrirla los españoles peor posicionados socialmente, ahora empieza a aflorar